martes, 11 de agosto de 2015

Juegos

Te veo y sé que tú también me has visto...el azar ha querido que estemos en el mismo lugar...ya no sólo me ves, ahora me miras y mi cuerpo sin cambiar nada se mueve diferente, se mueve sabiéndose mirado. Nos sonreímos, hablamos y sin querer empezamos a jugar, inocentemente, sabiendo lo que hay, intuyendo lo que puede haber, suave, sin exigencia, sin futuro, sólo aquí y ahora, cada vez más cerca, tanto que me hueles y te huelo...ahora te veo, te miro, te huelo...y dudo, no puede ser, sólo imaginas, siempre imaginas, a pesar de las señales...que señales?, pasa de señales...pero mi cuerpo siente y se mueve diferente, busca el tuyo, su proximidad, su calor, un contacto sutil...menudo lío!, si soy de sentir, porque pienso?...me recompongo como si pudiera olvidar el olor y el calor, y sigo siendo yo, moviéndome como me muevo, sin ser del todo consciente de lo que eso provoca en ti. Y nos hacen cerrar los ojos, moviéndonos al compás de una música, somos música y los cuerpos se tocan suave o bruscamente, se acercan y se alejan, se oyen llantos y risas y soledades, se sienten manadas de animales salvajes, que gruñen, que luchan por su territorio, y de repente sé que me buscas, lo noto, pero sin forzar nada espero que pase todo y otra vez el azar nos acerca, nos aproxima el uno al otro, tan cerca que se confunde el uno con el otro y encuentras mi boca, que cálida te acoge y nos besamos sabiendo que tenía que pasar. Después...frío...se acabó la música, todo muy cordial y muy correcto, se percibe la duda; nada, a disfrutar si las cosas han de ser así, no hay que forzar lo que no puede ser, así de práctico soy, y menos si hay que pedirlo, naturaleza obliga (aunque reconocerlo joda lo suyo). Me miras...y el juego sigue...y me sonríes desde la distancia prudencial y por fin hablamos, me pides un permiso, que yo te doy, aunque debo reconocer que no necesitas y volvemos a cerrar los ojos, vuelve a sonar la música, nada importa ya, solo encontrarte entre los cuerpos y a ciegas...te encuentro, te toco, te beso, te enredo, te río, tu lengua, sin importar quien mira, pero controlando porque nos miran, aunque con los ojos cerrados desaparece la timidez y se desborda la pasión, una pasión que debemos posponer sabiendo lo mucho que eso "duele". El juego se vuelve, ahora ya, más intenso, con todos los permisos en orden y por supuesto más arriesgado (joder!, como me gusta el peligro); cada movimiento tiene respuesta y sino se busca, una palabra, un roce, un beso, una ducha y todo hace que aumenten las ganas porque sabemos que se está acabando y lo que no se haga ya no se hará más...y llega el "juego" de la verdad y el valor, y somos sinceros y valientes, con lo mucho que eso cuesta y más delante de testigos, pero eso nos hace fuertes y agradecidos...nos vemos, nos miramos, nos olemos, nos SENTIMOS. El tiempo corre, al igual que el río que nos ha visto renacer y el final se acerca y yo tengo la sensación de hacerlo todo mal, por querer hacerlo todo bien, aunque hay cosas que deben suceder (debo de creer más) y compartimos un último momento sólo nuestro, lleno de ternura, risas, complicidad, que acaba como los mejores sueños...despertando. Y después de despertar, un último beso entre la vigilia y el sueño, con sabor a despedida y a gracias por todo...y el tiempo pasa... Ahora sólo queda el recuerdo, dulce e intenso de un momento fugaz, un juego delicado; todo está donde debe estar y eso genera una tranquilidad que reconforta y hace que aflore una sonrisa que juguetea en mis labios con sólo recordar, un aquí y ahora para siempre, aunque ya...no te vea, no te mire, no te huela...te siento y te recuerdo...GRACIAS. Besos, siempre besos...con chispa!!!.

2 comentarios:

  1. qué bonito, qué cierto, qué fugaz, y qué eterno. Gracias por compartir algo tan íntimo y tan bonito, Vicente.

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado el leer, tus palabras. Que hermoso. Pues me gustara el seguir tu blog. tu e-amigo en IG H2Olifeaqua. Adelante! :)

    ResponderEliminar