sábado, 13 de febrero de 2016

Trocitos de Instagram (8)

"Los monstruos, esos seres capaces de aterrorizarnos y que generalmente habitan en la oscuridad, que de pequeños presentíamos bajo nuestra cama ó en nuestro armario y siempre eran peludos y resbalosos, nada que ver con los adorables "Monstruos S.A.", aunque de mayores si son peludos dan más alegrías que sustos y si los encontramos en el armario se acompañan de un "no es lo que parece, cariño!" ó de un "hola!, que tal?".
Pero volviendo a ponerme serio (me cuesta si son peludos), los monstruos que de mayores nos amenazan viven dentro de nuestras cabezas, dando forma a miedos irracionales que nos paralizan y no nos dejan ser libres y explorar nuestras potencialidades, y nos mantienen en el inmovilismo, cosa que interesa muy mucho a los verdaderos "monstruos" que nos gobiernan y que generalmente alimentan esos miedos que tantos beneficios les dan; tal vez si pensamos, pensar siempre es encender la luz, nos daremos cuenta de lo irracional del miedo y del poco pelo que tiene algún que otro pseudo monstruo y actuaremos en consecuencia...deja que la luz lo inunde todo, barre bajo la cama y abre todos los armarios, el del tío peludo también!!!...y actúa.

P.D: Estoy tan cansado de no dormir esta noche, que como dice el refrán "consejos vendo, que para mi no tengo"...que tengáis un día monstruosamente feliz!!!".

"Cuando empecé a trabajar de enfermero (long, long time ago), el HIV era una condena segura y generaba muchos miedos, la mayoría por desconocimiento, incluso entre el personal sanitario, que si ponte doble guante si crees que es portador, que si extrema las medidas de seguridad al manipular sangre de esos enfermos, que si marca sus analíticas para que todo el mundo sepa cómo actuar...afortunadamente con el tiempo se dejó de estigmatizar y se empezó a proteger, creando la conciencia de que no hay que tener miedo a manipular sangre u otros fluidos si uno contempla y es consciente de aquello que está haciendo y del riesgo que entraña, porque no sólo el HIV navega por la sangre. Todos los pacientes son iguales y todos necesitan ser atendidos con el mismo respeto independientemente de la enfermedad que padezcan...y en esto hemos ganado.
La consigna es proteger protegiéndonos, sin estigmas, ni falsos mitos, lo cual se extrapola a la vida real, si yo me protejo, te protejo a ti, pero sin dejar de tocar, abrazar, besar y AMAR, a pesar de que el HIV sea el virus que navega en el amor, como cantaba Mecano".

"Hace unos días vistiendo mis mejores galas de enfermero ó lo que es lo mismo...trabajando...en las urgencias de traumatología, iba de un lugar a otro de lo más ajetreado, haciendo varias tareas a la vez, cosa nada recomendable para hacerlas todas bien, pero así están las cosas; entonces pasé a un paciente con una contusión en la muñeca al box para que fuera visitado por el doc trauma, lo llamé por su nombre, lo acompañé, pero iba tan rápido, pensando en lo siguiente que tenía que hacer, que no lo miré directamente a él, más bien hice una composición de lugar con una mirada general (hombre de mediana edad, acompañado, con la muñeca derecha lesionada y un desorden tremendo en el box que ahora ocupaba) y entonces el señor me dijo, mientras yo había empezado ya a ordenar el box: me puedes mirar a la cara?, y yo pensé: ostras! (fue más un "collons"), tiene toda la razón, ni siquiera lo he mirado con tanta prisa y si se queja, será con toda la razón, pero lo siguiente me sorprendió, me giré y lo miré a los ojos y él dijo: de verdad que esos ojos son tuyos? Son muy verdes, a lo que yo sin salir de mi asombro respondí algo tímido: venían con el pack!.
A veces vamos tan rápido por culpa de la presión asistencial (odio el término) que no nos damos cuenta que los que esperan nos miran muy atentamente porque no tienen otra cosa mejor que hacer mientras cultivan su inmensa paciencia".

"Me fui mientras dormías y al despertar te has dado cuenta que mi cepillo de dientes no estaba en el lavabo...dos años después, con lo que tú eres para la higiene dental, pero no fue y por eso no lo consigues recordar, el tiempo ha borrado las huellas de mi cuerpo en tu sofá y de ti detrás de mi oreja derecha, aunque aún queda algún resto de beso detrás de la izquierda que a pesar de frotar, no consigo eliminar. El juego fue simple, primera regla: NO AMAR, y la cumplimos sin pensar, sin protestar, sin hablar, siempre se deben cumplir las reglas; segunda regla: NO SOMOS IGUALES, esta a mí me costó más, mucho más, en cambio para ti fue simple diferenciar, porque entraba dentro del no amar, no pensar, no protestar, no hablar, y tú siempre cumples las reglas, a mi se me olvidan con demasiada facilidad; y tercera regla, era un juego muy simple, tercera y última: CONTAR 20 y devorarlos a todos, incluido yo, porque no sé, ni quise saber contar, siempre fue un problema ser de letras y además puras, para que sirven el latín y el griego?, estoy convencido que sólo para escapar de la lógica matemática, porque no soy lógico y no echo en falta nada del juego simple que NO fuimos ni tú, ni yo, ni los 20 más. Eso sí volveremos a jugar a otros juegos simples ó no y siempre estarás y siempre estaré, porque nos hicimos como somos, porque cada pequeña cicatriz cuenta y eso es lo que eres, a mí que me gusta todo grande. Y ahora, miras el hueco que dejó mi cepillo, he intentas recordar que había ahí y no lo consigues, aunque sabes que te falta algo entre la seda y el colutorio de marca blanca...con lo que tú eras para la higiene dental, con lo que tú eras para TODO".

Besos, siempre besos...con chispa!.

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